Vivir sin residuos es posible: cómo Edelmira lleva año y medio sin necesidad de sacar la basura

El planeta es finito; la basura que se produce en él, infinita. Consumir y descartar sin tomar conciencia aumenta cada vez más el daño sistemático que sufre el medio ambiente: agotamiento de recursos no renovables, contaminación del agua, el suelo y el aire, destrucción de paisajes naturales, amenaza a la biodiversidad, deterioro de la salud pública y más.
Frente a esta situación alarmante, cada vez más personas en el mundo se suman al reto de generar el menor número de desperdicios posible. Una de ellas es Edelmira Altube, 31 años, marplatense, profesora de yoga y una de las referentes local del movimiento internacional "Basura Cero" o "Zero Waste". En enero de 2018 comenzó a reducir al mínimo los residuos que origina en su casa de Miramar, donde vive con su pareja, Matías (31), productor audiovisual. El desafío se convirtió en su estilo de vida. Y hace casi un año y medio dejó de aportar más peso a los 45 millones de kilos de basura que los argentinos producen por día.
"Es mi granito de arena, el resultado de cambios muy grandes de hábitos que tienen un real impacto en el medio ambiente. Sólo haciendo compostaje, es decir transformando los restos orgánicos en abono natural, a los basurales llegaría casi el 60% menos de residuos porque la mayor cantidad de basura que se genera en una casa es orgánica", explicó. Para Edelmira "la problemática de la basura es sólo la punta de un iceberg que impacta con fuerza en el agua, el suelo y el aire". Precisamente este año, el Día Mundial del Medio Ambiente, fecha establecida por la ONU en 1972 cuando se realizó la primera cumbre mundial sobre medio ambiente en Estocolmo, es un llamado a la acción para combatir la crisis global de la contaminación del aire.
La ONU dice que es una tarea urgente y brinda datos preocupantes: nueve de cada diez personas en todo el mundo están expuestas a niveles de contaminación del aire que superan los estándares de seguridad dictados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aproximadamente 7 millones de personas en todo el mundo mueren prematuramente cada año a causa de este problema, y alrededor de 4 millones de esas muertes ocurren en la región de Asia-Pacífico. En América Latina y el Caribe, 100 millones de ciudadanos viven en áreas susceptibles a la contaminación atmosférica.
Pero al mismo tiempo afirma que la contaminación del aire se puede prevenir. Y en este punto enfatiza que el trabajo es entre todos: gobiernos, empresas privadas, organizaciones, individuos. Pone el acento en acciones concretas que pueden hacer los ciudadanos, desde reciclar la basura y no quemarla, ir en bicicleta o caminando al trabajo, hasta reclamar a las autoridades locales mejoras en los espacios verdes de las ciudades. Hace seis años Edelmira sintió que era momento de pasar a la acción, como pregonan en la ONU. Su "chip verde" se activó la tarde que vio a Zoe y Jana, dos niñas de 7 y 9 años, juntando basura en una playa de Mar del Plata y pidiéndole a la gente que no dejen residuos en la arena. "Sentí que tenía que dejar de quejarme por la mugre de la playa y poner manos a la obra", recordó. Así lo hizo. Siguió el ejemplo de las nenas y empezó a imitarlas. A fuerza de angustia, tomó conciencia de que nuestro planeta está en emergencia: cada año 8 millones de toneladas de basura llegan a los mares y océanos donde ya hay decenas de billones de fragmentos de plásticos.
Se involucró cada vez más en el tema. El año pasado obtuvo una beca en la Academia Circular de Santiago de Chile donde se capacitó como "agente de cambio", junto a 25 participantes de Latinoamérica. Poco después dio una charla TED en el Teatro Auditorium de Mar del Plata, que ya tiene casi 9.000 visualizaciones. Su exposición, Nuestra basura: el camino a un consumo responsable, que dura casi 20 minutos, comienza así: "¿Cuántas bolsas de basura sacaste esta semana? ¿Las contaste? Hay gente que no me cree, que piensa que es imposible, otros no entienden el por qué y el para qué lo hago, me ven extremista, rara, pero la mayoría me pregunta con curiosidad cómo hago".
Edelmira nació en La Plata, ciudad de la que no tiene casi recuerdos porque al año y medio su familia se mudó a Mar del Plata. Hace dos años se mudó con Matías a Miramar, a una casa con parque. ¿Cómo hace para no generar basura? Básicamente, identifica lo que consume y reduce lo que produce residuos, compra productos sueltos que lleva en frascos de vidrio o en bolsas de tela; con los desechos orgánicos hace compostaje y los convierte en abono natural, usa pañuelos de tela y la copa menstrual. Compra ropa de producción sostenible y cosméticos de elaboración natural que también dispone en envases reutilizables. "Estos cambios tienen que surgir de la intención de cada persona: primero hay que informarse, luego responsabilizarse y después pasar a la acción. Mi idea es contribuir para que la gente adopte, al menos, un nuevo hábito; aunque sea llevar sus bolsas reutilizables para hacer las compras", reflexionó.
Comenzó a compartir sus nuevas prácticas en las redes sociales, especialmente en Instagram, @yoga.con.edelmira, y rápidamente su número de seguidores comenzó a subir. Las vueltas de los algoritmos la llevaron a conocer a la francesa Bea Johnson (quien actualmente vive en California), pionera de la filosofía de vida "Zero Waste"", y a más activistas que no generan basura, como la colombiana Mariana Matija y la entrerriana Agustina San Millán; también a seguir las cuentas de @lalocadeltaper y @sentidocircular, entre otros grupos de referentes de quienes aprendió a transitar este camino.