Perú: Preocupan los residuos hospitalarios, potencial foco infeccioso en la lucha contra el COVID-19

La fragilidad de los establecimientos de salud frente a la pandemia por el coronavirus también expone los problemas en el tratamiento de los residuos hospitalarios, generados en las áreas de atención para pacientes COVID-19. En el Perú solo tres regiones (Ica, Lima y Piura) cuentan con plantas específicas para tratar residuos biocontaminados (como se define a la basura generada en los nosocomios) y apenas cuatro empresas ofrecen los servicios de incineración de estos desechos.
El último 11 de abril, el Ministerio del Ambiente (Minam) publicó una convocatoria para contratar los servicios de una empresa que recoja, transporte, brinde tratamiento por incineración y disponga en los rellenos correspondientes 200 toneladas de residuos biocontaminados proyectados para personas diagnosticadas con COVID-19 en distritos de Lima y Callao. Hasta el cierre de esta edición, esta entidad indicó que la contratación aún no ha sido adjudicada.
En este momento, según la Defensoría del Pueblo, tampoco existe un protocolo para el tratamiento de residuos peligrosos del COVID-19 de pacientes en aislamiento domiciliario. Por eso, han pedido que se apruebe un instrumento de gestión específico para estos desechos. La Dirección General de Salud Ambiental (Digesa) tiene registradas a 180 empresas autorizadas para brindar el servicio de tratamiento de residuos hospitalarios. La mitad opera en Lima, y las otras 90 se encuentran en 22 regiones.
De acuerdo a la norma del Ministerio de Salud, vigente desde finales del 2018, todo manejo de desechos hospitalarios recorre una decena de pasos previo a su destino final en rellenos de seguridad o sanitarios con infraestructura para estos tipos de residuos biocontaminados. El punto de partida se da con el acondicionamiento que consiste en preparar las áreas (como recipientes, tachos o bolsas) donde se depositarán los residuos producidos en el centro médico. Al tener este paso listo se procede a la segregación, que permitirá agrupar los residuos sólidos (como jeringas u objetos punzo-cortantes) para ser posteriormente manejados en forma especial.
Luego de las dos primeras etapas se procede al almacenamiento primario. En esta fase los residuos hospitalarios se llevan a los ambientes destinados para el traslado a su acopio final. Los residuos de instituciones que produzcan más de 150 litros de desechos por día deben permanecer en un área temporal e intermedia antes de su transporte.
El siguiente paso es la recolección y traslado interno de los residuos. En esta etapa, realizada a diario, participa personal capacitado y con indumentaria de protección así como vehículos autorizados. El almacenamiento final representa la permanencia temporal de los residuos (no mayor a las 48 horas) hasta ser llevados al lugar de tratamiento, valorización o disposición final. En el caso de los establecimientos que no cuenten con un área para el almacenamiento central o final de residuos sólidos se debe acondicionar una zona de uso exclusivo, alejada de la atención de pacientes. Además, se debe impedir el libre acceso de cualquier persona y mantener el lugar aislado.
El tratamiento de los residuos sólidos biocontaminados al interior del establecimiento médico, penúltima etapa de este proceso, puede ser opcional siempre y cuando no implique un riesgo a la salud pública y al ambiente. Este procedimiento también se puede realizar de forma externa a través de la contratación de una empresa operadora de residuos sólidos que cuente con las autorizaciones correspondientes. La disposición final de los residuos, hayan o no recibido tratamiento de cualquier modalidad dentro del establecimiento de salud, deben ser conducidos finalmente a rellenos de seguridad o mixtos. Estos, por su parte, deben encontrarse registrados y autorizados por Digesa.
En la norma técnica también se indica que, para el caso de residuos generados en salas de emergencia y Unidad de Cuidados Intensivos, los residuos deben ser evacuados de forma directa (de acuerdo al protocolo del establecimiento) al almacenamiento intermedio, central o final. Estos ambientes deben contar con suficientes bolsas y recipientes para la clasificación del desecho.